Riópar: Una escapada al corazón de Albacete – Día 2

¡Hola GreenTravellers! Hoy os traemos la segunda parte de nuestro viaje a Riópar. En nuestro segundo día explorando Albacete, hicimos la ruta al nacimiento del Río Mundo y visitamos un par de municipios conocidos de la provincia: Alcaraz y Ayna. ¿Preparado? Sigue leyendo, que te contamos…

Como te contábamos en el post anterior, antes de acostarnos organizamos el segundo y último día. Nos levantamos sobre las 8:30 para salir al rededor de las 9:30 (la idea era salir a las 9:00, pero llovía a mares y decidimos esperar un poco para ver si paraba), desayunamos, recogimos todo, cargamos el maletero y entregamos la llave de la cabaña. Había estado lloviendo y nevando por la noche, así que tuvimos que cambiar el recorrido al Río Mundo. En un principio íbamos a hacer la ruta desde la misma Finca Lagunazo, desde donde es posible llegar al nacimiento, pero el agua inundó una parte del recorrido y hubo cambio de planes, así que se nos hicieron las 10:00.

Afortunadamente, la nieve no había cuajado en nuestra zona y pudimos llegar al punto de partida sin problema, aunque vimos las cumbres blancas de las montañas durante toda la mañana. Condujimos hasta el Puerto del Arenal, a unos 1.100 metros de altura, donde hay un aparcamiento bastante amplio. Una vez allí, solo hay que cruzar la carretera con precaución e iniciar la ruta. El sendero empieza a la izquierda, señalizado en todo momento con unas flechas blancas y verdes visibles hasta el final de la ruta. Además, el sendero está muy marcado por el paso de la gente, así que resulta casi imposible perderse.

La primera parte del recorrido cruza una parte del bosque, parte del Parque Natural del Río Mundo y de la Sima, donde el encanto es, básicamente, caminar rodeado de frondosos y elevados pinos respirando un aire fresco difícil de encontrar en las ciudades. Como solemos viajar en temporadas bajas, no nos cruzamos con más de cuatro personas en toda la ruta, algo que te hace valorar aún más el entorno por el que caminas. Llovió todo el tiempo, pero bien equipado no es un problema (siempre y cuando no caiga un diluvio). Nosotros llevábamos pantalón y zapatos de montaña, camiseta térmica y un chubasquero básico pero súper necesario, que os compartiremos por redes sociales, porque es práctico y barato.

Cuando se terminó el sendero, llegamos a la carretera que lleva al aparcamiento del área de visitantes del Río Mundo. Si no sois de caminar demasiado, siempre podéis realizar el recorrido desde allí y ahorraros unos kilómetros. Cruzamos el paso de peatones y descendimos por otro sendero hasta llegar a otra carretera asfaltada, algo más estrecha que la anterior, por la que continuaba la ruta. Las vistas a montañas nevadas no desaparecieron en todo el camino, y en algunos puntos hay panorámicas espectaculares imposibles de no fotografiar.

Tras un largo paseo, ambas carreteras se unían siguiendo las flechas para llegar a otro sendero y, a través de él, al área recreativa del Río Mundo, dotada de aparcamiento, merenderos, aseos y centro de visitantes, cerrado cuando lo visitamos, al igual que los aseos, entendemos que por la poca afluencia de la época. Desde allí, la forma del camino cambia, notándose un circuito más elaborado para llegar al nacimiento, con zonas bien delimitadas (algunas con barandillas), escalones de piedra, señalización y algún panel informativo.

Tras la subida, llegábamos al nacimiento del Río Mundo, dónde dos puentes de piedra te situaban en medio del cauce, protagonizado por la distribución de las piedras y el paisaje que había a nuestras espaldas. Una vez allí, solo nos quedaba hacer mil fotos y empezar el camino de vuelta. En la ruta de Wikiloc tenéis todos los detalles de la ruta (ida y vuelta) y también fotos de los puntos clave del recorrido.

Cuando llegamos al parking dejamos las cosas en el maletero y preparamos la ruta hacia Ayna y Alcaraz. Mientras organizábamos, un hombre nos ofreció un menú de dos platos, bebida y postre en un restaurante local, ‘Venta el Laminador’, por 10€, y como no teníamos ningún plan previsto para la comida, fuimos hasta allí. Además, el hombre del aparcamiento, que era el dueño del establecimiento, nos dio una invitación para tomar dos cañas gratuitas mientras esperábamos la comida. Probamos las migas y carne a la brasa, ambas cosas ricas y frescas, pero las migas fueron el plato favorito. Nos salió barato y comimos bien en relación a lo que pagamos.

Cuando terminamos pusimos rumbo a Alcaraz, uno de los pueblos que visitamos antes de regresar a casa. Por carretera de montaña (en buen estado) empezamos a encontrarnos con la nieve conforme nos acercábamos al puerto de Crucetas. Y obviamente hicimos una parada rápida en un pequeño merendero situado a la izquierda de la carretera (en dirección de subida). Lo cierto es que la nieve nos acompañó durante buena parte del camino, tanto hacia Alcaraz como hacia Ayna, pero las carreteras, incluso las que estaban en peor estado, estaban limpias y despejadas, por lo que pudimos conducir sin problemas. Con lo que si hay que llevar precaución en estas carreteras es con los animales, ya que la cruzan frecuentemente.

Tras unos 45 minutos llegamos a nuestro primer destino. Alcaraz está considerado uno de los conjuntos históricos y arquitectónicos más bonitos de la provincia de Albacete, con las ruinas de un castillo, desde las que hay unas vistas panorámicas de todas las montañas, además de una plaza, iglesia y calles pintorescas. Es una visita muy recomendable y rápida, aunque es cierto que no vimos mucho movimiento de gente, probablemente porque hacía frío y era entre semana. Visto el municipio, recargamos gasolina e iniciamos la ruta a Ayna. Por el camino nos topamos con un santuario dedicado a la Virgen de Cortes, aún en el término municipal de Alcaraz, y paramos a visitarlo. Era muy amplio y con zonas al aire libre bien cuidadas que rodeaban la iglesia dentro del recinto.

58 kilómetros después llegamos a nuestra última parada: Ayna. Realmente no entramos en el casco urbano de este municipio, sino que paramos en sus dos miradores más populares: el Mirador del Diablo y el mirador de la película ‘Un viaje en sidecar’. Desde ambos se tiene una vista espectacular del pueblo, conocido como la ‘Suiza manchega’, y de las montañas que lo rodean. El acceso a ambos es algo peligroso, ya que hay que parar a un lado de la carretera y, en el caso del mirador de película, también cruzarla para llegar a él. Pero quitando el relativo riesgo son ambos dignos de visitar. De hecho, en el segundo, se conserva un Sidecar decorativo en el que se puede subir y hacer fotos.

Y así pusimos fin a nuestra aventura manchega, recorrimos los 300 kilómetros de vuelta y llegamos a casa. Sin duda es una experiencia que os recomendamos encarecidamente y sobre la que nos podéis hacer todas las preguntas que queráis: precios, rutas, otros destinos, gastronomía… Sabéis que siempre os daremos consejos desde el punto de vista más sostenible y os ayudaremos a vivir de otra manera estos lugares.

¡Hasta la próxima!

Riópar: una escapada al corazón de Albacete – Día 1

¡Hola GreenTravellers! Hace muchísimo que no nos pasamos por aquí, y hoy lo hacemos para contaros una escapada MÁGICA que organizamos a Riópar. Este pequeño municipio manchego está en la provincia de Albacete y es una auténtica sorpresa si no lo has visitado antes. Se trata de un viaje que os fuimos contando por nuestras redes sociales, pero, por si te lo perdiste, aquí te traemos todos los detalles: alojamiento, restaurantes, destinos, rutas… Sigue leyendo para más.

Lo cierto es que esta escapada fue una decisión espontánea y sin pensarlo mucho, simplemente cogimos el mapa en un radio de 300 km y dijimos: aquí nos vamos. Habíamos oído hablar de la ruta senderista al nacimiento del Río Mundo, y fue suficiente motivo para hacer más de 600km en 48 horas. Lo siguiente fue rastrear por internet un alojamiento que cumpliera con nuestras preferencias: apartamento o casita independiente, para dos personas, cerca del entorno natural y sostenible. Y así encontramos la Finca Zafiro Lagunazo, una finca de más de 100.000 m2 con cabañas independientes de diferentes capacidades, terraza, piscina, barbacoa y unos alrededores privilegiados, con rutas incluso dentro de la propia finca y en pleno Parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima. Pero, por si eso no era suficiente, sus dueños gestionan lo alojamientos de una manera sostenible.

Nosotros elegimos la cabaña del lago, una casita con todas las comodidades posibles y con unas vistas a un lago pequeño pero precioso. La casita está perfectamente acondicionada, con calefacción, aire acondicionado, televisión, sofá-cama en el salón comedor, habitación con cama de matrimonio, cocina equipada, toallas y prácticamente todo lo que puedas necesitar. Nos quedamos la noche del 3 al 4 de marzo (2022) y nos costó 89€ haciendo la reserva directamente con Rosana, su dueña, que además de ser una profesional es súper amable y atenta. Además, nos recomendó un par de restaurantes para comer el día de nuestra llegada.

Salimos desde Onil (Alicante) sobre las 11:30, el viaje duraba unas dos horas y media en coche, por lo que llegamos para la hora de comer. La carretera fue autovía durante los primeros 80 km, para después conducir por carreteras autonómicas y provinciales el resto del recorrido. Hay que decir que no tenían la mejor calidad del mundo, pero las hemos visto peores. Además, todo dependerá de vuestro punto de partida, y los paisajes por los que pasamos valieron la pena.

Al llegar a Riópar, aparcamos en una de sus calles y fuimos a comer a un asador. Allí nos ofrecieron platos típicos de la zona, como el Ajopringue, un plato caliente a base de pan, especias y la sangre de la matanza, que untado en el pan estaba riquísimo. También nos sirvieron unas patatas bravas y una parrillada con ensalada y patatas, que nos salió, junto a lo demás y las bebidas, unos 36€. Se llamaba Asador Emilio, os dejamos enlace a la ubicación aquí.

Al terminar nos reunimos con Carmen, una de las responsables del alojamiento, para ir hasta la finca. La seguimos con el coche y nos acompañó hasta la cabaña para enseñarnos todas sus instalaciones, además de indicarnos la ubicación de la barbacoa y lo que podíamos hacer desde el complejo. Nos instalamos, descansamos un rato del viaje y pusimos rumbo a Riópar Viejo.

Riópar Viejo es un pueblecito casi deshabitado pero bien conservado, a unos 15 minutos en coche desde la Finca El Lagunazo (unos 10 desde Riópar). Actualmente tiene un par de casas rurales y un restaurante, pero estaban cerrados cuando fuimos. De hecho no nos cruzamos con nadie durante la hora que estuvimos allí. En el pueblo vimos calles empedradas con encanto, edificios del mismo estilo, los restos de un castillo, la iglesia (cerrada), y dos lugares que para nosotros fueron los más interesantes: una fuente y una cueva.

La fuente era de piedra y estaba formada por varios escalones desde los que el agua caía hasta llegar al inferior. El tiempo no nos acompañó en todo el viaje (aunque siempre defenderemos que los sitios con lluvia tienen otro encanto), así que llegamos a la parte baja mojándonos los pies y con cuidado de no resbalarnos, y ya os decimos que solo por las fotos valió la pena.

La cueva estaba casi escondida. La vimos por casualidad cuando ubicamos la fuente, desde la que continúa una senda que llega hasta ella. Era una cueva natural con un arco que llevaba a la parte trasera de la montaña en la que está el castillo, y desde la que hay unas vistas espectaculares que no se ven desde otro punto de la población. Lo más curioso de este arco es que tenía pintada una Cruz De Santiago, a la que aún no hemos encontrado significado.

Lo cierto es que si tuviéramos que hacer un Top 3 entre los lugares visitados, Riópar Viejo estaría entre ellos, pero no es lo único que vimos. Volvimos a Riópar ‘nuevo’ para dar un paseo y ver la Plaza del Ayuntamiento, el punto con mayor encanto del municipio (a nuestro criterio, por supuesto).

Sin duda, el mayor encanto de la zona es su riqueza natural, rodeada de verdes montañas que algunos no esperarían encontrar en Albacete, pero que están allí. Por no hablar del encanto especial que tienen los destinos cuando llueve y hace frío, algo que a menudo no valoramos hasta que lo vivimos.

Después de pasear por Riópar nos fuimos a la cabaña, a eso de las 19:00, antes de que se hiciera de noche. Allí organizamos la cena, casera, con cosas que habíamos llevado de casa, nos dimos una ducha caliente y preparamos el recorrido del día siguiente: la ruta al Nacimiento del Río Mundo, que grabamos en Wikiloc y que os contaremos en el próximo post. Cuando terminamos, nos fuimos a dormir con el ruido de la lluvia que caía sobre el lago. Toda una experiencia.

Y hasta aquí el post de hoy, GreenTravellers. Pronto os subiremos el post con el segundo día, que estuvo cargado de experiencias. Os dejamos con una foto desde el porche de la cabaña al caer la noche (y el diluvio). ¡Hasta la próxima!

El lago de la cabaña por la noche

Biar: un castillo en plena naturaleza

¡Hola GreenTravelers! Lo prometido es deuda y, dentro de nuestros posts sobre el interior de la provincia de Alicante os traemos Biar. Se trata de una villa al norte de la misma, rodeada de verdes paisajes y con un legado histórico muy interesante.

Además de un castillo que domina la panorámica del municipio, su casco histórico con la iglesia son imprescindibles, al igual que su Santuario, dedicado a la Virgen de Gracia. Hoy os contamos un poquito sobre algunos puntos de interés:

Casco histórico: la villa de Biar está formada por un conjunto de calles propias de un pueblo medieval. Calles empedradas y empinadas y una plaza (Plaza de la Constitución) que reúne la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el ayuntamiento y la Fuente de la Constitución, datada en 1842. Además, un restaurante tradicional y la oficina de turismo justo en la calle que sube.

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción: esta iglesia considerada Bien de Interés Cultural tiene sus orígenes en el Siglo XV y es un punto clave en el municipio. Su torre campanario sobresale en la panorámica del municipio y el edificio está en el interior del antiguo recinto amurallado de la villa.

Museo etnográfico: además de monumentos, Biar cuenta con un museo representativo de la vida tradicional en el municipio y sus alteradores. Su entrada cuesta 1€ y está situado en un edificio del XIX, resultado de la agrupación de varias viviendas al estilo de una casa señorial.

Castillo de Biar: es seguramente el enclave estrella de la localidad y de los más visitados. De origen musulmán en el siglo XII, es visitable tanto el exterior como el interior del recinto amurallado, además de poder subir a la torre y disfrutar de las espectaculares vistas desde su parte superior. En el interior, una bóveda almohade única que no podrás ver en ningún otro lugar de España en ese estado de conservación. Su entrada también es de 1€.

Santuario de Nuestra Señora de Gracia: ubicado a las afueras del municipio, este santuario del S. XVIII ofrece una vista panóramica de todo el municipio, muy recomendable al atardecer. Está rodeado por zonas verdes y merenderos que hacen del entorno un lugar idóneo para hacer una escapada o excursión de picnic.

Paseo del Plátano: recibe su nombre debido al árbol de plátano que protagoniza el entorno. Se trata de un árbol del que se desconoce exactamente su antigüedad, aunque las fichas municipales sitúan su cronología en el 1824 mencionando que podría ser anterior. Es un lugar de valor sentimental para los habitantes de Biar y popular entre los visitantes.

Estos no son más que algunos ejemplos de los lugares que podemos disfrutar en el municipio, sin dejar de lado las sierras que lo rodean y sus rutas para descubrirlas. Podéis consultarlas haciendo click aquí. Además, os dejamos en las fuentes los enlaces a las fichas para que podáis conocer en más profundidad los lugares mencionados y otros, así como la web turística de Biar.

Esperamos que hayáis disfrutado de esta villa alicantina tanto como nosotros. ¡Os leemos en comentarios!

Fuentes:

Catálogo de bienes y espacios protegidos

Biar turismo

Onil: una villa muñequera entre montañas

¡Hola GreenTraveler! Seguro que alguna vez has jugado con Nancys o Nenucos, o has soñado con tener la ciudad entera de Playmobil. Es posible que no lo sepas, pero el hogar de las muñecas está en Onil, un pueblo alicantino, enclavado en la Serra Mariola, con atractivos turísticos como el Museo de la Muñeca. En Onil nació FAMOSA, y allí siguen creyendo en la tradición muñequera que llevan en la sangre. Hace un par de semanas visitamos la villa recorriendo algunos de sus enclaves principales, como pudiste ver en nuestras historias de Instagram. Si eres de esos que se las perdieron, hoy recopilamos toda esa información en este post. ¡Sigue leyendo!

Empezamos nuestro tour a las afueras del municipio, visitando los recintos de la Casa Tápena y el laberinto. Se trata de un entorno natural protagonizado por una casona (no visitable en su interior) rodeada de jardines y un embalse. En la parte inferior, se encuentra uno de los laberintos de cipreses más grandes de España, en el que una leyenda popular dice que:

si llegas al cedro central, lo tocas cerrando los ojos y pides un deseo, se cumplirá si consigues salir de allí sin perderte.

Leyenda o realidad, no hay niño (o incluso adulto) que no siga los pasos cuando superan el reto de llegar al centro. ¿Aceptarías el desafío para hacer tus sueños realidad? Nosotros no lo dudamos, lo cierto es que el lugar inspira cierta magia.

Tras superarlo, vimos la parte más baja de la zona, el área recreativa de Santa Ana, un espacio con merenderos, parques, zonas de aparcamiento, una ermita y barbacoas para las épocas permitidas. Una vez terminamos, fuimos al casco urbano para descubrir sus dos atractivos principales: el Palacio del Marqués de Dos Aguas y el Museo de la Muñeca.

El Palacio del Marqués de Dos Aguas es un palacio – fortaleza del S. XVI, caracterizado por un claustro porticado que le da identidad. Adjunta a sus paredes, la iglesia del municipio, dedicada a Santiago Apóstol, a la cual se accede por la plaza ubicada en la parte trasera del edificio.

En su interior, el palacio alberga varias exposiciones temporales: en nuestra visita, una colección de acuarelas, paneles con la historia del edificio por el 50 aniversario de su adquisición municipal y una muestra de elementos falleros de su falla de Sant Jaume, celebrada todos los veranos antes de la pandemia. Además, una almazara remodelada como pequeño museo etnográfico y el Museo de Fiestas de Moros y Cristianos.

Además, el edificio en sí no tiene desperdicio y en el claustro salen unas fotos preciosas.

Después del palacio fuimos al Museo de la Muñeca. Lo que desde fuera ya impresiona, una casa señorial con fachada color granate del siglo XIX, la Casa de L’Hort, se convierte en toda una colección espectacular de muñecas desde el S. XIX hasta la actualidad, que continúa en una última planta con todo lo habido y por haber de Playmobil, además de Barriguitas y Nancys.

La visita empieza con un vídeo que muestra la fabricación de la muñeca, ubicado en una sala que alberga elementos de una fábrica muñequera. Tras ella, una sala de suelo acristalado con fotos antiguas de la fabricación de muñecas. Pero esto solo es el principio.

Subiendo a la primera planta por una escalera icónica, llegamos a varias salas que van transcurriendo en el tiempo mostrando la evolución de las muñecas. De diferentes países y algunas del 1800 y tantos, hasta las que actualmente se fabrican en Onil.

Por último, en la última planta, la ciudad de Playmobil con todos los elementos que pudiéramos imaginar, Nancys vestidas de diferentes maneras (incluidas de Moros y Cristianos) y Barriguitas antiguas.

Y nuestra visita a Onil acabó aquí, en el paraíso para los amantes de las muñecas, pero sin duda es un municipio que tiene mucho por recorrer. Os dejamos con algunas fotos para que os hagáis una idea de lo que os hemos contado, y también para animaros a visitar este pequeño pero acogedor pueblo alicantino.

¡Hasta la próxima!

Los Picos de Europa en Cantabria: Potes y Fuente Dé

¡Hola GreenTravelers! Como os adelantamos ayer, hoy hablamos de dos destinos clave en los Picos de Europa: Potes y Fuente Dé. Muy cerquita de el límite con Asturias, estos pequeños municipios son la esencia de cualquier visita al Parque Nacional en su parte cántabra.

Por un lado tenemos Potes, un pequeño y pintoresco municipio enmarcado por la unión de los ríos Deva y Quiviesa. Sus calles y casas de piedra le dan el aspecto de pueblo tradicional cántabro, amenizado por el sonido del agua, pero a su vez también como un destino turístico: tiendas de souvenirs, hoteles, apartamentos turísticos, museos muy particulares y todos los servicios necesarios para completar nuestro paso por allí.

Se trata de un lugar muy visitado en verano, pero al que también se puede viajar en invierno, cuando los Picos nevados ocupan el fondo de la imagen día tras día. Eso sí, bien abrigados, sobre todo para subir a ellos desde Fuente Dé.

En cuanto al alojamiento, hay que ser precavidos y reservar con antelación. Nosotros nos decantamos por los apartamentos El Nial, con unas ventanas mirando directamente al río Quiviesa. Para comer o cenar recomendamos El Cenador del Capitán (no es el más barato precisamente, pero merece la pena la calidad de su comida y la amabilidad de su personal, además de su propia estética).

Y después de este breve resumen de Potes, nos vamos a Fuente Dé, hogar del famoso teleférico que te lleva hacia las nubes para ver los Picos de Europa desde arriba. pero antes, no podemos no hacer mención a los pequeños pueblos que hay entre ambos destinos: Espinama o Camaleño son dos opciones para alojarse si buscamos aún más de tranquilidad; Mogrovejo, desviando un poco nuestro camino, nos enseñará las calles por las que se rodaron películas de Heidi; por último, Santo Toribio de Liébana, un monasterio que alberga un fragmento del Lignum Crucis que no te puedes perder.

Y ahora sí, Fuente Dé. Este municipio cántabro a penas tiene habitantes, pero acoge al famoso teleférico que todos visitan si están en la zona.

Está a unos 30 minutos de Potes, en coche, por una carretera de montaña que a veces te dejará sin aliento. Recorriendo entre las rocas de las montañas cántabras llegas al pueblo, donde verás: un Parador, un hotel, una amplia zona de aparcamiento y el teleférico con todas sus instalaciones (tienda, venta de tickets, cafetería…).

La venta de esos tickets suele ser casi contra reloj dada la gran afluencia de gente, así que os recomendamos que los compréis con antelación en su web (o bien, que vayáis bien pronto por la mañana).

Una vez arriba, tenéis otra cafetería, un mirador de vértigo y mucho espacio por el que pasear. Además, en invierno y con nieve, puedes alquilar un trineo y divertirte descendiendo bajadas sepultadas de blanco.

La verdad es que nos pasaríamos horas hablando del norte de España y de sus maravillas, pero nos lo reservamos para más posts. De momento, os dejamos con algunas imágenes de nuestras visitas a la zona. ¡Hasta la próxima!

Alicante: del interior a la costa en un día

¡Hola GreenTravelers! Si habéis estado atentos a nuestras redes sabréis que hace unos días nos hicimos una ruta improvisada y salimos a descubrir parte de la provincia de Alicante. Empezamos por el Parque Natural de la Font Roja (en Alcoy) y acabamos en Benidorm. Como veis, se trata de destinos totalmente antagónicos, pero esa era la idea: descubrir la diferencia entre un turismo natural y tranquilo y un turismo urbano y masificado. Hoy os contamos qué hicimos en cada uno de los puntos (un total de 4, ya que a uno de ellos no nos dió tiempo).

Font roja (Alcoy): ya conocíamos este paraje natural del interior de Alicante, sus paseos rodeados de árboles verdes y frondosos, su balcón de vértigo, el santuario y un centro de interpretación muy muy completo. Lo cierto es que al llegar allí (cruzando la carretera rodeados por niebla), no pudimos ver prácticamente nada. La nube que cubría el parque era tan espesa que no se veía unos metros más allá. Aún así, solo por el recorrido en carretera que hicimos, valió la pena. El paisaje cambia radicalmente a pesar de estar al lado de una ciudad como Alcoy, pasas de lo urbano a lo natural de una manera espectacular.

Guadalest: la carretera hacia este pequeño y pintoresco pueblo interior también nos dejó estampas de niebla, aunque no cubrían la carretera (y menos mal, porque no es ni seguro ni agradable conducir por la montaña con niebla espesa). Llegamos a las 15:20 listos para comer en un restaurante local donde teníamos reserva: el restaurante L’hort. La comida era casera y riquísima, típica de la zona, con un trato amable y unas vistas espectaculares. Después de comer empezamos el paseo turístico: subimos hasta la parte más alta del municipio para entrar en la Casa Orduña, una casa señorial que conecta con el castillo de Guadalest (es la única manera de subir y cuesta 4€ por persona). Al terminar, paseamos por las calles empedradas del pequeño pueblo y cogimos de nuevo el coche para bajar al embalse de aguas turquesas que se ve desde arriba.

Al terminar con Guadalest, la idea era visitar las Fuente del Algar, pero el tiempo nos obligó a ir directamente a Altea.

Altea: este mítico y turístico pueblo blanco alicantino fue nuestra tercera parada. Como un turista más, recorrimos sus callejones e hicimos fotos del entorno: miradores, calles, la iglesia… Pero, al llegar (sobre las 18:30) también aprovechamos para merendar en una pastelería local, DeSabors, donde recargamos fuerzas con unos macarons y un café. Los músicos improvisados le daban aún más vida a un municipio en el que ya se veía un turismo mucho más abundante que en los puntos anteriores, pero no perdía su encanto. Es cierto que, al ser ya septiembre, la afluencia de gente era algo menor, algo que a veces se agradece. Se nos hicieron casi las 20, cuando decidimos ir a nuestro último punto: Benidorm.

Benidorm: era ya de noche cuando llegamos, pero eso no le quitaba encanto al paseo. Recorrimos casi de punta a punta la playa de Poniente y llegamos hasta el famoso Balcón del Mediterráneo. Lo cierto es que, conociendo esta ciudad como turismo ultra masivo, esperábamos que el balcón estuviera lleno, pero no fue así. Dentro del gentío, de las luces y del calor que hacía a pesar de ser casi las 21, encontrabas ese momento de relax en la parte más baja de sus escaleras. Tras la caminata, volvimos a casa.

En total hicimos unos 300km (contando la vuelta casa), pero al ir parando se hizo bastante ameno. Este recorrido se puede hacer perfectamente en un día saliendo con tiempo, incluyendo la parada en las Fuentes del Algar, el paseo por Font Roja sin niebla y las comidas. También se puede hacer en familia, en pareja o, por qué no, solo (aunque con tantos trayectos en coche y tantos kilómetros en carreteras de montaña, quizás no sea la mejor opción).

Nuestra recomendación, aunque algunos destinos estén masificados, es no dejar de lado el comercio local: comer en restaurantes locales, comprar en pequeñas tiendas… Es la mejor manera de ser, al menos, algo sostenible, incluso en la ciudad.

Os dejamos algunas fotos del día. ¡Hasta la próxima!

Turismo de volcanes: 6 imprescindibles europeos

Tras la erupción del volcán en la isla de la Palma hemos leído información de todo tipo al respecto. Dejando a un lado la catástrofe que estos días sentimos desde todos los puntos del país, y recordando las “poco afortunadas” palabras de la Ministra española de turismo, en las que comentaba el posible reclamo turístico del Cumbre Vieja, hoy hablamos de aquellos volcanes europeos que mantienen su turismo activo permanentemente. Dos de ellos se encuentran en España.

Teide

El pico más alto de España es este volcán situado en la isla de Tenerife (Islas Canarias). Con sus más de 3.700 metros de altura, es el mayor reclamo turístico de la isla, además de ser el Parque Nacional más visitado de España y de Europa, con unos tres millones de visitantes al año.

Foto: webtenerife

Monte Vesubio

Este volcán, protagonista de la conocidísima historia de la ciudad de Pompeya, se encuentra en Italia y no deja de ser un reclamo turístico para amantes de la naturaleza y también de la historia. Cercano a la ciudad de Nápoles, es uno de los más peligrosos del planeta pero también uno de los más visitados, tanto, que incluso existen autobuses desde Pompeya y Herculano para apreciar de cerca este gigante dormido.

Puy-en-Velay

Este curioso y emblemático pueblo francés, punto de partida del Camino de Santiago, se encuentra sobre un volcán extinto. Sus puntos más característicos son las edificaciones construídas sobre cuellos volcánicos, como la iglesia de Saint Michel d’Aigilhe, a 85 metros de altura. Las agujas volcánicas protagonizan un paisaje que no te dejará indiferente.

Foto: elPeriódico – Viajar

Timanfaya

Volvemos a las Islas Canarias (España), en este caso a Lanzarote, para descubrir otro Parque Nacional de origen volcánico. Se trata de un entorno único en el que las actividades turísticas se compenetran a la perfección con la singularidad del paisaje. Desde recorridos a pie hasta rutas en dromedario, con unas instalaciones diseñadas por el artista César Manrique que hacen aún más espectacular la visita a Timanfaya.

Foto: Turismo Lanzarote

Etna

Otro volcán italiano popular en Europa es el Etna, que recientemente ha entrado de nuevo en erupción. Se trata del volcán activo más alto de Europa y también uno de los más visitados del continente. Situado en la isla de Sicília, es un espectáculo natural en cualquier época del año, en el que destacamos el Valle del Bove, una depresión volcánica, y la Gruta del Gelo, un glaciar permanente formado en una de las cavidades.

Foto: Agenzia nazionale de turismo de Italia

Mýrdalsjökull

Al norte del continente, en Islandia, encontramos este glaciar rodeado por algunos de los volcanes más grandes e impresionantes de la isla. Cubre al volcán Katla (ahora popular por una serie de Netflix) y puede visitarse e incluso caminar sobre él acompañados de especialistas o hacer una ruta en moto de nieve.

Foto: La Gran Escapada

¡Y hasta aquí el post de hoy!

Recuerda que visitar lugares naturales requiere el máximo respeto por el entorno. No olvides llevar siempre una bolsa donde llevar tu basura y no realizar acciones que afecten aún más el destino (dado que el turismo ya deja su impacto).

¿Has visitado alguno de estos volcanes? ¡Te leemos!

Fuentes:

Viajes Islandia

La Gran Escapada

Agenzia nazionale de turismo de Italia

Turismo de Lanzarote

elPeriódico Viajar

Pasaporte Nómada

Web Tenerife

Tenerife

Condé Nast Traveler

Cómo viajar de manera sostenible: tips e ideas para ser ecoturista hasta en la ciudad.

Seguro que alguna vez te has planteado cómo podrías ser más responsable con el entorno cuando vas de viaje: el transporte, los restaurantes, las compras, la huella que dejas en el destino… Hoy te traemos algunos trucos para viajar con menos preocupaciones.

1. El transporte: probablemente es uno de los mayores dilemas, dado que no todos tenemos un coche eléctrico o no podemos evitar viajar en avión para llegar a algún destino.

Pues bien, si nos trasladamos en coche, la mejor opción es movernos en transporte público desde la ciudad destino, como el autobús o el metro. Ciudades como Zaragoza tienen autobuses eléctricos que generan 0 emisiones y nos llevan a cualquier punto del área urbana.

Si nuestro vehículo es el avión, a menudo encontramos distintivos en metabuscadores como Skyscanner que nos indican los aviones que producen menos CO2 en un mismo trayecto.

Por último, como opinión personal, el AVE es el mejor transporte para moverse por territorio nacional, siendo mucho más ecológico que un vuelo o un trayecto en coche.

2. El comercio local: la sostenibilidad también es aplicable a todos los aspectos dentro de cualquier sociedad. La economía es otro factor fundamental del que podemos ser partícipes cuando viajamos.

Cuando nos instalamos en otra ciudad por unos días, podemos apoyar al comercio local con acciones tan sencillas como comprar en pequeños comercios, comer en restaurantes autóctonos en lugar de ir a cadenas o contactar con guías locales para conocer mejor el destino. De esta manera apoyamos a las pequeñas empresas y construimos al crecimiento local.

3. El turismo experiencial: quizás ya conoces esta tipología turística, o bien nunca has escuchado hablar de ella. Se trata de contratar experiencias en las que haces turismo a la vez que te involucras en la comunidad local, bien participando en actividades rurales o convirtiéndote en uno más del pueblo por un día.

Otra manera de vivir los destinos rurales es instalándose en ellos durante las vacaciones, hablando con los vecinos, comprando el pan en comercios locales, paseando por sus calles, visitando sus lugares destacados y recorriendo sus senderos naturales. Por supuesto, no te olvides de usar las redes sociales y compartir, es otra forma de contribuir al desarrollo turístico.

4. Elige un buen destino: el turismo de masas es una de las actividades que mayor y peor impacto dejan en un destino. Decidirte por un pueblo rural o una ciudad menos turística es la opción más responsable a la hora de viajar.

En España existen cientos de pueblos pequeños por todo el territorio, y seguro que te encantaría perderte por ellos. Algunos ejemplos son: Espinama (Cantabria), Turballos (Alicante), Tui (Galicia), Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Pozoblanco (Córdoba) o Morella (Castellón).

5. Apuesta por hoteles eco-friendly: actualmente la oferta de alojamientos que ofrecen comodidades sostenibles ha aumentado. Es por ello que siempre es recomendable buscar estas empresas para ser responsables hasta durmiendo.

Dentro de ellos, puedes realizar acciones por tu parte como reutilizar las toallas varios días y hacer un uso responsable de recursos como la luz y el agua.

¡Y esto es todo por hoy! Como has visto, existen muchas maneras de ser ecoturista independientemente de nuestro destino, aunque la elección de este también sea una manera de aportar. No olvides tampoco hábitos cotidianos como el reciclaje o el cuidado del entorno, tanto natural como urbano.

¿Qué te ha parecido? ¿Llevas a cabo alguna de estas acciones cuando viajas?

Vacaciones en Málaga: nos escapamos a Gibraltar

¡Hola, hola! Cómo os prometimos, esta semana os contamos cómo fue nuestra experiencia turística en Gibraltar. Lo cierto es que nos encantó ver cómo un lugar pequeño puede albergar tantísimas cosas.

Nosotros llegamos hasta allí desde San Luis de Sabinillas, en coche. El trayecto dura unos 30 minutos y puedes dejar el coche en la parte española de la frontera, en La Línea, ya que al lado hay un parking (de pago) desde el que puedes cruzar de pie al otro lado.

Una vez en la frontera, te pedirán identificación. Si posees nacionalidad española solo necesitarás tu DNI (en caso de no serlo, hace falta el pasaporte). La PCR negativa por Covid-19 es solo necesaria si viajas en avión, así que, si vas como nosotros, no será un problema. Presentarás tu carnet en la oficina de salida de España y en la de entrada a Reino Unido, unos metros más adelante. Pasado esto, ya estás en Gibraltar.

El cambio es notable, nada más cruzar eres consciente de que es un país distinto. No solo por el idioma de la señalización, sino por la arquitectura, la decoración, los policías… Y por supuesto, no falta la típica cabina telefónica inglesa, donde es casi obligatorio hacerse una foto. Encontrarás varias a lo largo de la excursión, así que no te preocupes si no paras en la primera que veas. Otro dato curioso nada más entrar en Gibraltar es su aeropuerto: una pista de aterrizaje y despegue cruza la carretera. Tuvimos la “suerte” de encontrarnos con un despegue, por lo que vimos cómo la policía gibraltareña cortaba tráfico de vehículos y viandantes para la maniobra.

Algo que no debes dejar para más tarde es la compra de souvenirs. Si visitas este destino por la tarde, puede que a la vuelta los establecimientos estén cerrados y no puedas llevarte nada de recuerdo, cómo nos pasó a nosotros. El horario es otro de los factores que te sitúan en un país distinto, y aquí hay que tener en cuenta el horario inglés, en el que será imposible encontrar una tienda abierta después de las 18h o 19h.

Dejando a un lado tips y consejitos, la parte más emblemática es el Peñón. Nosotros no lo hicimos, pero existe la opción de subir y conocer a sus conocidos monos, ya que hay furgonetas que suben y bajan a los turistas. De todas maneras, es visible desde cualquier parte de la ciudad, que también tiene enclaves interesantísimos que os contamos más abajo.

Tras cruzar un túnel con puente levadizo y puerta de madera incluidos, llamado túnel de Landport, comienza la parte más urbana de Gibraltar. Caminando, te sitúas en el primer punto de parada: la plaza de Grand Casemates. En ella, diferentes establecimientos, tanto tiendas como restaurantes con sus respectivas terrazas. Pasando el Burger King, toparás con la “main street”.

Sin salir de la línea recta marcada por la calle principal, verás tiendas (incluidas las de souvenir) pero, también, varios puntos de interés que se irán cruzando en tu camino: la Real oficina de correos de Gibraltar, la catedral de Santa María la Coronada, la King’s chapel o el John Mackintosh Hall son algunos ejemplos. También tienen una oficina de información turística en una de las calles que conectan con la principal. La señalización de las calles te ayudará a situarte en todo momento.

Sí continúas caminando, verás algo tan curioso y emblemático como es el cementerio de Trafalgar, donde se encuentran enterrados soldados británicos que perdieron la vida en la batalla. Es visitable y gratuito, al igual que los Jardines Botánicos de Gibraltar, situados un poco más arriba.

Nuestra aventura acabó allí, dónde decidimos dar la vuelta recorriendo de nuevo la misma calle. Lo cierto es que es una excursión ideal para hacer en una tarde (o incluso un día) si estás por la zona, no te dejará indiferente.

Para regresar a España, solo te piden el DNI en la oficina de la Policía Nacional. Después, tendrás que pasar por el edificio de aduana, dónde puede que te hagan un pequeño control de equipaje (no fue nuestro caso, ya que solo llevábamos los bolsos pequeños con los que habíamos entrado).

¡Y fin! Esta es nuestra pequeña historia gibraltareña. Por supuesto, más abajo, hay algunas fotitos dónde podréis ver una parte de toooodo lo que hemos visto.

¿Qué te ha parecido?¿Has visitado ya Gibraltar?

Vacaciones en Málaga: San Luis de Sabinillas

Si estás al día con las redes sociales de Travel, in Green, sabrás que hace ya tres semanas empezaron nuestras vacaciones en la Costa del Sol. No hemos parado de pasear y de visitar lugares increíbles que no esperas encontrar. En este post tenéis una pequeña introducción al municipio donde tenemos nuestra casa durante este mes.

San Luis de Sabinillas es una pedanía costera de Manilva, en el sur de Málaga, a escasos kilómetros de la provincia de Cádiz. Se trata de un pueblo lleno de turismo vacacional, con unas playas y unos enclaves costeros que animan a caminar por sus paseos una y mil veces.

Llegamos el día 6 de julio y desde entonces no hemos parado: desde excursiones a pie a pueblos vecinos, hasta traslados en coche para conocer la capital de esta provincia andaluza y otros destinos.

Lo que más estamos disfrutando es la playa, aunque suene a típico y tópico. Aguas bastante más frías que las de la Costa Blanca, pero también cristalinas y limpias. Particularmente, lo que más contraste me dio fue encontrar tanto arena como piedras de canto rodado en la playa, acostumbrada a ver playas solo de arena, o bien, solo de piedra. De todas maneras, son aguas absolutamente agradables para el baño (incluso cuando están “demasiado” frías).

Otro punto curioso es el contraste de vientos. Si alguna vez has escuchado eso de ‘levante o poniente’, Andalucía es el lugar ideal para saber cómo viene el viento y sus consecuencias. Aquí no hay vecino que no sepa el tiempo que hará en base a eso, al igual que saben (y no fallan) cómo estará el agua de la playa.

En cuanto a la gastronomía, no puedes pasar por aquí sin probar los espetos. Casi no hay restaurantes en el paseo que no tengan su barca para hacer sardinas de esta manera tan particular.

Por último, es imprescindible pasear hasta el Puerto de la Duquesa y llegar hasta el faro. Ambos enclaves ganan mucho de noche, cuando las luces iluminan el conjunto.

Os iremos contando más sobre los lugares que vamos conociendo con el paso de los días, y también los que ya hemos visitado. Podríamos estar día y noche hablando de cosas distintas y aún nos faltaría tiempo.

Mientras tanto, siempre hay alguna historia en Instagram que resume con fotos nuestras excursiones.